domingo, 8 de julio de 2007

Yo

Yo. Claro, excepto una (no sé si tan pequeña) minoría, la mayoría de la gente se autodenomina "yo". "Yo quiero ir", "yo tengo", "ella y yo", "yo me compré", "yo te puedo ayudar", blah. Creo que ya son más que suficientes los ejemplos.

Claro, sí, tenemos un nombr único (o relativamente único), en mi caso Isabel Crosta (más o menos sería), en su caso, ustedes sabrán. Pero, también es el caso (y creo que acá la mayoría opinarán como yo) que nosotros no somos nuestro nombre. Digamos: yo soy Isabel pero soy mucho más que eso, eso es sólo una parte de nosotros (una parte "de otro", cito), porque alguien más nos lo puso, no lo elegimos (e incluso, de haberlo elegido, solo reflejaría una parte de lo que somos). Yo, en mi caso, soy mucho más que Isabel, la hija de mis padres (que eligieron este nombre para mí, además de otro par de cosas). Soy también hermana, amiga, estudiante, amante, lectora, oyente, humana, ser vivo, mentirosa, honesta (y acá cito a Meredith Brook "I'm a bitch, I'm a lover, I'm a sinner, I'm a saint"). No me considero la excepción, no somos todos tantas cosas como esas? Opuestas, o no, pero demasiadas.

Es entonces que yo quiero revalidar el pronombre personal. Yo. Ego. No creo que haya sido la primer palabra inventada, dudo, de hecho, supongo que la conciencia de uno mismo como un ser distinto y compuesto por millones de cosas (que tienen que ver o no, que son tangibles o no) debió haber llegado a la humanidad bastante después de haber creado el lenguaje. Quizás incluso se creo el "yo"y mucho después nos dimos cuenta que somos tantas cosas (y tan poco, pero eso es para otro post) que tan poco parecen relacionarse entre sí. De hecho, considero brillante no denominarnos con nuestro nombre, sino con la simpleza de "yo" y hacer así referencia a todo lo que creemos que somos, lo que sentimos que somos, lo que somos ahora y no seremos después (o quizás sí), lo que no somos ahora y seremos después.

2 comentarios:

Ignacio dijo...

que puedo decir YO...
Soy todo ese YO que dijiste, pero no tu YO, mi YO.

Maciek dijo...

Ese -yo- que vos podés apreciar, está más devaluado que las promesas, y se está convirtiendo de a poco en -ese-.

Los nombres son sólo formas de reconocimientos, el -yo-, en cambio, es el medio y el fin de ser nosotros mismos.

Quiero ser yo.

Saludos.