Caminaba, como todos, como una más. La tarde es fría, llena de neblina, como las últimas en esta ciudad: un intento más de europeizar un país del tercer mundo que queda al otro lado del Altántico, quizás. Yo por suerte tengo esta campera, pero el chico que pasa al lado mío no. Pobre... debe tener frío, como él, como él y como ella. En fin, como tantos otros de los que nadie se acuerda, como tantos otros que nadie ve.
"Coma carne de chancho, es sano" dice ahora una propganda del gobierno, publicitando el consumo de cerdo (¡cínicos!¡Digan la verdad! ¡Digan que no hay carne de vaca porque las vacas que quedan, las que no se mueren de hambre o ahogadas, se exportan!). Tan típico, esto de menospreciarnos. Si no alcanza la electricidad para toda la ciudad es una campaña pro-ambientalista, si no hay carne de vaca es porque la carne de chancho es sana. ¡Por favor! ¿Quiénes se creen que somos? ¿Quiénes se creen que son? Mis padres ya me menospreciaron por el resto de mi vida, para que venga un tal "gobierno" a subestimarme así.
Después vienen otros. Vienen los que hablan de revolución social, del cambio político-económico, de Marx (y hasta algún desubicado de Mao). Claro, con gente que habla a favor del comunismo maoista ¿cómo no nos van a menospreciar como pueblo? Es verdad, tienen razón, retiro lo dicho: aquellos que hacen propaganda en pos del gobierno de Mao Tse-Tung, merecen ser menospreciados por el gobierno y comer carne de chancho. Después de todo, quizás Ibsen tuviera razón y el título de "pueblo" hay que ganarselo y no todos somos pueblo. Quizás este sea un país sin pueblo y con un montón de seres humanos que no saben ni lo que son (mucho menos lo que quieren, lo que les gusta o lo que prefieren). Después de todo quizás sea así.
Yo, por mi parte, soy una persona con suerte (o ser humano, para el caso). Yo regalé flores (y hay tantos otros que no) y hasta me regalaron flores. Claro, nunca le regalé flores a alguien que me las haya regalado (ni viceversa), pero no está tan mal, o sí?
En fin, algo está por estallar. Que estalle,pero no acá: arruinaría mi té.
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